martes, 12 de agosto de 2008

Avance: El Lucifugo


Hijos de la Septima Generación

El infierno son las demás personas.
Dios puede o no puede existir, pero el mundo tiene una gran prueba de que hay un Satan, un gran Adversario, un impostor, un delator. Mientras ha habido una elección libre, asi dice la Iglesia, Satan ha plantado su semilla en la raza humana. La mayoría de Cristianos, Judios y Musulmanes comprenden esto como un metáfora. Los agentes del Lucifugo saben que hay más que esto.

Cada uno de ellos cree que es un descendiente literal de Lucifer o de algún otro Duque del Infierno. El Portador de la Luz y sus compañeros siempre han visto equiparar su placer con los mortales, y más o menos una vez cada siglo, el Diablo tiene un hijo o una hija. Son gente excepcional, propensa a un mayor mal -y mayor culpa. Tienen hijos propios; sus líneas de sangre aumentan y descienden. Las familias se mueven y se casan. La marca del diablo a veces parece desaparecer en las generaciones. Pero la mancha de Lucifer revive una vez cada siete generaciones, casi sin fallo. Una mujer llega a una edad y se encuetra visitada por monstruos. Un hombre descubre que puede convocar los fuegos fríos que bailan en sus sueños. Otro, visitado cada noche por sucubus que alimentan sus deseos y le preguntan su secretos, descubre que la gente que le hiere, le traciona o incluso le molesta, sufren terribles accidentes, lo desee o no.

Algunos de los hijos de Lucifer abrazan su herencia. Otros no. Y el Lucifugo existe para aquellos que lucharían contra lo que son. Comenzó en el siglo noveno en Milan: una cortes señora de noble porte empleó a un cuadro de genealogistas y ocultistas para enumerar y seguir a las lineas de sangre de Lucifer por toda Europa, buscando a los Hijos de la Septima Generación, esperando a que nacieran, siguiendolos a través de sus vidas hasta que llegaran a su herencia. Cuando llegaba el momento, los agentes de la señora les hacían un oferta: renunciar a Satán y a todos sus engaños y combatir a las fuerzas del Infierno. Si rehusan, los mensajeros los matan, o los raptan y hacen que acepten los deseos de la señora.

La cábala de genealogistas aún esta allí; como los están los mensajeros, pero ahora todos ellos son Hijos de la Septiema Generación. Su cuarte general aún esta en Milan, y su líder aún es la misma escultural señora, no aparentando ninguna diferencia a como parecía en el año 853. El único nombre que reconoce es El Lucifugo. Ella es la organización, da las ordenes, trae a cada Hijo de la Septima Generación a su presencia y le desvela su destino: enfrentarse al Infierno y todas sus obras, lo deseen o no.

El Enemigo
El cuadro de Milan examina genealogías y monitoriza las noticias mundiales. Piden a los agentes Lucifugos que examinen acontecimientos extraños o personajes raros, y a veces piden a los agentes encontrar y reclutar (o matar) a un nuevo hijo de Lucifer que acaba de descubrir su herencia. Pero esto es lo más lejos que llega. Milan dice a cada agente quienes son sus trece colegas más cercanos, pero algunos de estos pueden estar a cientos o miles de millas de distancia, especialemente en el Lejano Oriente, donde el Lucifugo desde hace mucho ha fracasado en rastrear a muchos de los descendientes de Lucifer.

Los representantes del Lucifugo, quizás naturalmente, tiene una aproximación mucho más liberal al rastreo de mosntruos que algunas de las demás organizaciones. Al final, Lucifer es su enemigo, y es aparente a cada agente que mientras las criaturas de la oscuridad son, como Lucifugo ha dicho, la obra de Satán, una criatura de Satán no tiene que ser malvada. El autoconocimiento combinado con el rechazo a tratar con los poderes sobrenaturales que los agentes del Lucifugo a menudo odian usar.

La mayoría prefieren descubrir más sobre sus presas que destruirlas, dando a los monstruos una oportunidad de revelarse como los enemigos del Diablo (y así evitar la destrucción). Muchos se revelan a si mismos ser de otra manera. Existen vampiros que dicen ser los descendientes de Belial. Algunos hombres lobo se dedican a los espíritus del vicio. Muchos magos trafican almas con demonios.

Los seguidores del Lucifugo tienen, naturalmente, una gran cantidad de conocimiento que tiene que ver con demonios y angeles. Son ambivalentes hacia los demonios. Los odian, pero al mismo tiempo, muchos agentes tienen pequeños compañeros demoniacos sometidos por juramente (quienes a cambio les odian), pero que solo pueden seguir sus ordenes. A veces, los diablos les siguen alrededor como niños rodeando a sus profesores, aceptando cualquier castigo que los agentes del Lucifugo les infligen con una especie de placer perverso. Algunos agentes del Lucifugo pueden comandar diablos y demonios. Algunos los pueden expulsar. Incluso algunos pueden convocar demonios para que cumplan su mandanto.

Temen a los angeles. La biblioteca del Lucifugo en Milan contiene enormes tomos, catalogando y nombrando a los mensajeros de la Divinidad, yendo desde los pasmosos querubines y serafines hasta los enigmáticos y contradictorios qashmallim. Bastante a menudo, uno de los Hijos del Diablo se dirige hacia uno de estos extraños seres. Algunos de ellos son aniquilados en ese momento. Algunos son transformados en cosas igualmente misteriosas por su propio derecho. Algunos son liberados de su herencia infernal. Y algunos aprenden secretos.

El único enemigo al que los agentes del Lucifugo no permiten sobrevivir: los otros descendientes de Lucifer, aquellos que saben exactamente lo que son y que están completamente felices con eso, muchas gracias. Algunos de ellos consiguen esquivar al Lucifugo cuando se acerca. Algunos nunca obtienen el mensaje: los genealogistas del Lucifugo no son infalibles, y unos pocos de los descendientes de Satán se les escapan entre los dedos. Pero es terriblemente divertido como aquellos que el Lucifugo no consiguen descubrir siempre parecen ser los que terminan amando la oscuridad y la reclaman para sí. Siempre están lo que terminan liderando cultos o convirtiendose en poderosos diabolistas con gran poder. Los culpables, aquellos que no desean ser hijos del Diablo, terminan en el lucifugo. Algunos de los eruditos del Lucifugo murmuran que alguien casi pensaría que eso era lo que debía ser. Ninguno de ellos se lo dice a la cara.

Facciones
El Lucifugo no esta suficientmente organizados para tener realmente "facciones" como tales. Como mucho de estructura, su cuartel general en Milan y sus agentes mundiales. Aún, a medida que pasa el tiempo, sus miembros se reunen y se comunican ideas, y algunas filosofías se vuelven populares.

La Negación representa a los más numerosos agentes del Lucifugo. Son los que creen que sencillamente, el Diablo es la fuente de todo mal, y que deben renunciar al mal para siempre. Vigilan a los monstruos y brujas con los que se reunen para ver si también luchar con lo que son. Aquellos que no están comprometidos con el mal los dejan estar. Aquellos que se reconcen como malvados son destruidos sin pensarlo un segundo.

La Reconciliación cree que están realizando el trabajo del Diablo. Esto eso, realizando el trabajo de Dios destruyendo al mal, los hijos de Lucifer, están dando la oportunidad a Lucifer de ser redimido, ser readmitido en el Cielo; si Lucifer se convierte en uno de los propios de Dios, dicen, el Infierno deja de existir, y el pecado y el dolor para siempre. La Caída del Hombre será invertida. Este, dicen, es el destino del Lucifugo.

La Verdad son los menos de los agentes del Lucifugo. Creen que la historia que les han contado sobre ellos y de lo que deberían hacer no es la historia entera. ¿Quién es realmente Lucifugo, y porqué desea que esto se haga?. ¿Qué esta tramando?. ¿Como ha llegado a tener 1200 años?. ¿Es la hija de Satán?. ¿Su consorte?. ¿O Satán mismo?. La Verdad son los que se preguntan. Combaten a las fuerzas del mal porque deben hacerlo, pero lo que realmente desean es conocer la verdad de su propia organización y su fundadora. Existen en secreto dentro de las filas de la agencia, o eso esperan.

Fuente: White Wolf (The Lucifuge: Children of the Seventh Generation)

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